La caridad como distintivo

 

Debo deciros que sin caridad para con el prójimo no hay sombra de perfección, ni de santidad, pues la santidad está esencialmente en el amor de Jesús y dicho amor tiene como parte sustancial suya el que se refiere a nuestros semejantes.

De ahí que para saber si en verdad amamos a Jesús, no hay más que volver los ojos hacia la otra caridad y ver si efectivamente arde en nuestro corazón y según sea esta llama así será el verdadero amor.

La caridad, hijas mías, debe ser pues, nuestro distintivo y que ella nos lleve a querer a los pobres como a nosotros mismos.

¡Qué consolador puede ser el pensamiento, de que en todos los momentos de nuestra vida, podemos servir a nuestro Dios en nuestros hermanos!

Seamos escrupulosos en evitar a toda costa todo aquello que pueda inducir a los demás al pecado; estemos muy atentos para no herir a nuestros hermanos y en vez de hablar con fundamento o sin él de los defectos de los demás, examinémonos por si acaso adolecemos nosotros de estos u otros más graves.

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ultimo aggionamento 05 maggio, 2005