Queridas hijas: Espero que todas os prepararéis para recibir en tan feliz noche al Buen Jesús, con el corazón encendido en el fuego del Amor y que todas le obsequiaréis con el oro de la obediencia, la caridad el incienso de la oración y la mirra de la mortificación unida a una fuerte caridad.
También desearía poderos hacer ver, la idea que todas debéis tener de la Superiora que la obediencia os ha señalado.
Todas sabéis que la Superiora es la representante del Buen Jesús y depositaria de su autoridad. De ahí que toda Superiora debidamente elegida, ocupa frente a sus religiosas el puesto del Buen Jesús y a ella se le debe fiel obediencia, respeto y fidelidad, y no por su edad, talento y dotes de gobierno, sino porque la Congregación le ha confiado esa pesada misión.
Las buenas religiosas no ven en su Superiora ningún defecto pues sabe muy bien que el deber de ellas es creer que no hay en casa nadie más virtuosa, capaz y apta para gobernar como su Superiora, y así se deja en sus brazos como una niña en los de su madre, sin temor alguno.
A la Superiora, hijas mías, no se le ha de respetar por ser santa o muy ilustrada sino por el título que ostenta de representante del Buen Jesús.
Guardaos mucho, hijas mías, de juzgar mal su administración y virtudes por las amargas críticas que de ella pudierais oír, pues no hay Superior por santo que sea que se halle libre de los ataques de las murmuraciones; pero si os fijáis, verán que siempre son las religiosas inobservantes, y maleducadas, y poco mortificadas las que critican de todo y de todas.
Os ruego, hijas mías, hagáis cuanto podáis para hacer que este cargo, sea para vuestra Superiora lo más ligero posible. ¿Y sabéis cómo lo haréis ligero? Trabajando sin cesar por vuestra santificación y la de vuestras hermanas y los niños que se os confíen.
Pido al Buen Jesús que los hijos e hijas vean siempre en su Superior el guía fiel y seguro, y a él amen siempre como al fiel representante del Buen Jesús. Pedid todos para que esta vuestra madre ayudada del Buen Jesús, llegue a cumplir este delicado cargo como El desea, y que mis escasas virtudes, no sean jamás la ruina de mis dos amadas Congregaciones.
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ultimo aggionamento 05 maggio, 2005