Queridas hijas: Me pregunta una de VV.CC. cuál es el objeto principal de la caridad. Yo creo, hijas mías, que el primer y principal objeto de la caridad es Dios, considerado en toda la infinita realidad de sus perfecciones.

El precepto de la caridad es, hijas mías, muy extenso; de suyo no tiene límites, ya que la medida para amar a nuestro Dios, es amarle sin medida.

Nuestra caridad debe crecer hasta la muerte y ésta nos obliga a adelantar sin cesar en la perfección.

Suelen decir muchas personas religiosas que quien posee la caridad, aunque sea en un grado ínfimo, se halla en el camino de la perfecta caridad, siempre que por ella se dirija hacia el cielo, evitando la transgresión del precepto, necesario para llegar a la salvación.

Sin embargo yo creo que la E. del A. M. no se debe contentar con este grado, sino que hemos de procurar subir más altas amando a nuestro Dios, no solamente con toda nuestra alma, sino también con todas nuestras fuerzas, sin jamás mirarnos a nosotras mismas.

Haz, Jesús mío, que los hijos e hijas, tengan siempre muy presente, que la caridad es una amistad y que la amistad no puede ser sino recíproca ya que por fundamento tiene la comunicación, y por fin la unión; ayúdales Jesús mío, para que lleguen a amarte fuertemente, considerando el amor que Tú les has manifestado desde toda la eternidad, llamándolos a unos a ser hijos de tu amor Misericordioso y a las otras Esclavas de tu amor Misericordioso.

Pedid todos para que esta vuestra madre tenga la dicha de que su vida sea un continuo sufrir, en reparación de los pecados que cometen los sacerdotes del mundo entero y que mientras viva en este destierro pueda dar al Buen Jesús cuanto El me pida, cueste lo que me costare.