TEMAS DE ORACIÓN EN LOS ÉXTASIS EN EL PERÍODO 1963-1968

Como ya he dicho, este es el primer periodo de las grabaciones que se efectuaron de los éxtasis de la Madre. Los éxtasis y otros fenómenos místicos de la Madre en estos años son muchos, podemos decir diarios. Se han grabado sólo aquellos que acontecieron cuando la Madre estaba rodeada de Esclavas y preferentemente aquellos que tuvieron lugar en la capilla, en las horas de oración comunitaria.

Santa Teresa y san Juan de la Cruz nos han revelado la experiencia espiritual y humana que el místico hace en los éxtasis. Es algo divino, es gracia, es luz, es conocimiento nuevo e inexplicable, es suspensión de las potencias, etc. Los místicos extasiados ven y gozan de Dios; están en otra esfera y dimensión; ahí no hay nada de humano..

¿De qué hablaba la Madre con Dios en los éxtasis? ¿Cómo trataba y dialogaba con Dios? ¿Qué pide? ¿Cuáles son las preocupaciones que manifiesta? ¿Qué temas le preocupan en la santificación de sus hijos/as? ¿Qué problemas le quitan el sueño? Haciendo una síntesis, podríamos resumirlos de la siguiente manera.

 

Alabanza de la paternidad y de la misericordia de Dios. “(Eres) un verdadero Padre, un Padre que perdona, no cuenta y se olvida de todo. Tú me perdonas todo”[90]. Son, también, abundantes las suplicas de perdón por sus faltas y por no amar a Dios como se merece. El día de su 70 cumpleaños decía: ¡70 años!! durante 50 años, - antes creo que no - te habré dado muchos, muchísimos disgustos ... perdóname, olvídalo y no cuentes más[91].

● Da gracias a Dios por la profesión de un nuevo hijo.Yo te doy gracias por este nuevo hijo, podrá ser un verdadero santo; que no se desanime con el trabajo de esta Parroquia de Collevalenza ... ¡él tiene grande voluntad!”[92].

● Muestra su agradecimiento cuando la Providencia llega y saca de muchos apuros económicos[93].

● Agradece la forma de ser de Dios que para hacer cosas grandes se fija en lo más inútil y se abandona agradecida y confiada en las manos de la misericordia de Dios cuando ve que no llega: “¡Tú quieres escoger la criatura más inútil que existe en la tierra y lo has hecho, lo has hecho Señor! ... ¡No llego, no soy capaz, Señor! las dificultades son grandes ... las cosas ... ¡no llego, Señor! ... Yo quisiera dártelo, no es que no quiero hacer lo que Tú me pides, ¡pero no lo consigo, Señor! ¡Ten compasión de mí, ten compasión de esta criatura tan débil! Yo Señor no tengo nada. Te digo que no puedo; Tú no te molestes, Señor; Tú no pienses que no quiero darte ... ¡Tú lo ves y lo sabes, es demasiado! ¡Es demasiado, Señor!!..”[94]. “Tú verás, Señor ... Sí, reconozco que Tú me das todo aquello que te pido, se lo he dicho ... esta noche. Yo comprendo que Tú eres ... se lo he dicho, se lo he dicho, pero ... Tú quieres Señor, que yo haga ... yo lo haré si Tú así lo quieres”[95].

● Es verdaderamente asombrosa la confianza que tiene en Dios y la seguridad en la “petición” orante. “¡Beh! no sé qué más pedirte, ya lo pensaré esta noche y te lo diré mañana, ¡eh! con que no me digas "qué más tengo que pedirte" esta noche lo pienso y mañana te lo digo”[96]

● Ante acusaciones fuertes y denigratorias, redobla su amor a Dios y, aun no viendo en ella ni la sombra de mala voluntad, pide perdón. “Si es así como dicen, perdóname, Señor, que yo no quería causarte este disgusto. No he pensado jamás cometer acción semejante, pero si es que lo he hecho, quítame la vida, Señor, no me des la satisfacción de ver terminado tu Santuario. Dame el purgatorio que Tú quieras y por los siglos que Tú quieras ... el infierno no, ¡eh! el infierno no, Señor, porque allí no tengo la posibilidad de verte. Al purgatorio sí, porque un día tendré la dicha de volverte a ver tan bello como eres y poderte contemplar de nuevo. Mándame al purgatorio para el tiempo que quieras, pero al infierno no, esto no; aunque te digo la verdad - y Tú lo sabes - que si eso ha pasado por mí, yo no me he dado cuenta y así mismo me sucede con las otras cosas que hago en el voto de pobreza, ... perdóname igualmente”[97]. Tal es la transparencia de su conciencia que, el mismo decirle a Dios que no puede y que no llega, teme que moleste a Dios y reitera su voluntad de “darle todo lo que desea”. “... Tú me has dicho que me prepare a la Crucifixión, Señor; estoy dispuesta, siempre ayudada de Ti, de lo contrario no podrás contar con nada. Tú lo ves Señor, mi naturaleza es frágil, siento una debilidad que me parece que no puedo más; no sé si será así, pero a mí juicio es tal el cansancio que siento que ... pero, Señor, te digo de verdad que no dejes de hacer cuánto quieras sólo porque te manifiesto mi miedo, ¡no, Señor! Haz cuanto creas, todo aquello que sea para tu mayor gloria y la de tu Santuario[98].

● Da gracias a Dios por la aprobación pontificia de los HAM, por la profesión perpetua de todos ellos. ”es mucho, Jesús mío, demasiado. ¡Gracias, gracias Señor! te has manifestado excesivamente bueno conmigo, ¡gracias, Jesús mío!!”[99]

Abundantísimas son las peticiones de ayuda para tener la fuerza necesaria para cumplir lo que el Señor le pide. “Debe terminar” lo que Dios le pide. “Concédeme la grande gracia, Jesús, de que yo no deje sin terminar todo aquello que Tú me has pedido. No quisiera dejar ningún embrollo y que mis hijos e hijas tengan que avergonzarse de ello por no poder terminar lo que su Madre ha dejado sin completar”[100].

● Llevada por su deseo de “dar gusto a Jesús” y de su deseo de que Dios sea glorificado, quisiera comenzar todos los trabajos y obras al mismo tiempo y “se intuye” que Dios mismo la frena por prudencia. “Ayúdame en estas tres cosas que me has pedido; yo me pongo con entusiasmo y llena de ilusión a llevarlas a cabo. Quisiera comenzar todo, pero si no lo quieres ... "Ecce Ancilla Domini", quiero hacer sólo tu voluntad. Solamente te pido que me perdones, te olvides y no cuentes más. ¡Hazlo, Jesús mío! ¡Hazlo, Jesús mío!!!”[101].

● Muchas veces da la impresión de que no tiene planes personales. Sus planes son los deseos de Dios. Por eso, pide consejo y aclaraciones a Dios mismo. “¿Debo impedir que se ponga albergue ...? ¿Casa del peregrino...? está bien, Señor, yo lo haré: "Casa del Peregrino" y basta ... está bien, Señor, yo lo haré. Esto de los 500 ... yo ya se lo había dicho a los Padres, creo que han puesto "albergue" pero se lo diré ..”[102]. “¿El Vía Crucis? ... yo no llego, el bronce es más caro, pero si para Ti es lo mismo mármol ... yo podría comenzar en seguida ... ¿el bronce? ... se lo diré. Yo no llego. Las hijas pagarán la amplificación de la Capilla y del salón con lo del Laboratorio, más no creo[103]. “¿¡Y este pozo!? ¡todo se rompe!! Di cómo se debe hacer y lo hacemos, estamos todos dispuestos. ¿Hacemos la camisa de hierro? Tú has permitido que se desmoronase todo como aquel país que se ha derrumbado porque se te ofendía mucho. Si quieres que metamos la camisa de hierro, da una señal, ¡Hijo! Hijo mío, eres tan grande y yo tan pequeña ¡que no soy capaz!! mi voluntad es grande, pero no soy capaz ... por falta de humildad y nada más[104] . “¿El vía crucis? eso ya es otra cosa, he ido allí y le he dicho al Padre: tuerce para allá, hazlo más grande. Pero, Jesús mío, ¡el dinero! ¡cuesta mucho!!! Yo no te digo que no lo quiero hacer, yo te digo que no tengo nada, ¡no tengo nada!! ... ¡Ah! si piensas Tú ... Tú eres grande, ¡Jesús mío! ¡Tú eres grandísimo!!!”[105] . De estos diálogos se intuye alguna respuesta que Dios le da.

● Otras veces las dificultades que encuentra en la realización de sus obras le hacen ver montañas imposibles de superar y pide ayuda, luz y consejo. ”Señor, no me importa comenzar de nuevo y pasar una vez más por loca, no me importa pero ... después de la mutua no queda nada más que el sacrificio de las hijas ... ¡Empezaré, pero con los ánimos que tengo no empezaría...!!”[106]

● Pide a Dios fuerza para continuar dándole lo que le pide. La Madre no obstante su fortaleza siente el peso de llegar al fondo de las exigencias de Dios, el cuerpo no le sigue y siente profundamente su incapacidad ante obras tan grandes. “¡Señor, ayúdame! ¡Este cuerpo no se tiene en pie y siento grande desaliento!!”[107]. ”... quiero darte todo aquello que Tú me pides, ¡pero me encuentro muy débil!... ¡quisiera dártelo, Señor! No te molestes, ¡Señor! ... no es que me desanimo porque Tú me pides más de lo que yo pueda, pero no lo logro, ¡es demasiado, Señor! ¡Es demasiado! ... No es que es demasiado lo que Tú me pides, sino que yo soy muy poca cosa para darte aquello que Tú me pides[108]

● Otras veces, con confianza de hija y sabiendo que Dios es feliz de verla pedir ayuda, intenta convencer a Dios de que pide cosas “imposibles” a una criatura que se siente incapaz. ”Señor, quisiera darte todo aquello que pides, quisiera poder ayudarte, darte, hacer este Santuario que Tú me pides, ¡pero es un Santuario muy grande!!! es un Santuario ... son Obras tuyas... ¡pero yo no las entiendo, Señor!! Yo quisiera Señor, que Tú te convencieras de que yo quiero hacer lo que me pides, pero no soy capaz ... Señor, yo te pido la gracia de que Tú te convencieras de que yo quiero hacer lo que me pides, pero no soy capaz[109] .

● Las contrariedades son tantas y tan grandes que, desconcertada, pide a Dios que le “imponga” hacer esas obras. Es una forma que maneja para involucrar a Dios en su realización como obras suyas que son. Las dificultades son tantas y la sensación de nulidad que la invade es tal que no acierta ni a pedir a Dios que le pida expresamente lo que quiere. ”Señor, yo te pido la gracia de que Tú me pidas cuanto creas que yo debo hacer ... ¿Cómo hago?! Contrariedades de una parte, embrollos y enredos por otras ... no soy capaz, no soy capaz, no soy capaz, ¡Señor! Quisiera darte, Dios mío, todo aquello que Tú me pides, quisiera Señor, que no existiera en el mundo un Santuario más bello, ni en el que más gracias se reciban que el tuyo, pero yo Señor, no consigo hacerlo; me siento muy inútil, me veo nada; veo Señor, que no logro darte aquello que Tú me pides...”[110]. “Quisiera, Señor, pero no soy capaz, ¡no llego! Yo ... no es que me lamento, Señor, quisiera darte mucho más de lo que Tú me pides ... no me quejo de Ti, no me lamento de nada, sólo te digo que no soy capaz de darte aquello que Tú quieres. Es demasiado grande, Señor, lo que Tú pides, es muy grande todo lo que Tú me pides, es sumamente grande”[111]

También en su diálogo con Dios manifiesta su preocupación por alguna construcción hecha por los hijos que puede salir mal, (como así fue), porque no tenía como base la humildad y la gloria de Dios. “Tengo la preocupación y la pena de que la inauguración de la Casa de los Padres en España se reduzca a una grande humareda de soberbia que a Ti tantísimo te desagrada”[112]

El espíritu, la vida y el crecimiento de las dos Congregaciones aparecen con bastante frecuencia en los diálogos extáticos de la Madre en este período.

La unión entre las dos Congregaciones. “Haz crecer las dos Congregaciones, los Hijos que vivan siempre unidos a las Hijas, pero no por simpatías carnales sino en tu amor y que se extiendan por el mundo entero. Yo no puedo hacer nada, soy el intérprete, pero no me sé explicar, hazlo Tú. Que todos los Seminaristas y jóvenes, revestidos con el hábito de la familia de tu Amor Misericordioso, perseveren, que sean santos Sacerdotes del Amor Misericordioso. Ayúdales en los estudios y en todo, Señor”[113]

● Pide que los H/E del AM sean “pararrayos” para los hombres. “... aquello que Tú quieres. Quisiera, Señor, que las dos Congregaciones sean, un mañana, aquello que Tú deseas: que los Hijos y Esclavas de tu amor y misericordia sean lo que Tú quieres "el pararrayos"; sí, lo quiero Señor”[114]. “Pero ya ves, Señor, cuántas dificultades y sufrimientos comporta esto que Tú pides; cuán difícil es caminar en esta baraúnda de cosas... ya por la televisión, ya por tantos otros movimientos de la vida... ¡Tú sabes, qué significa dedicarse exclusivamente a tu servicio, darte todo aquello que pides, hacer de "pararrayos" de tu amor y misericordia, a estos hijos e hijas! Tú eres el Señor. Yo, Señor, quiero darte todo, todo y ciertamente tienes razón, pero me encuentro en unos momentos difíciles, de tal sufrimiento, que parece no puedo más”[115]. “Haz, Señor, que estos hijos conserven siempre la inocencia y el amor que les ha animado hasta ahora y que sean el pararrayos entre tus ministros que se encuentran en tantas dificultades y que éstos, unidos a mis hijos vivan en paz, en tu amor y con tu bendición. ¡Hazlo, Señor!!”[116]

● Causa sorpresa el hecho de que para la Madre la primera y fundamental fuerza y acción formativa de los hijos/as que utiliza la Madre es la oración. Ella ora para que adquieran las virtudes, para que se mantengan en el buen camino, en definitiva, para que sean santos religiosos. Es verdad que el hombre debe colaborar con la gracia, pero las gracias, la conversión, la fidelidad y el sano espíritu tienen como origen a Dios. Y, antes de dar consejos y normas, hay que pedirlo a Dios, hay que interceder ante Dios, hay que pagar con la vida para ello. La Madre pide que los H/E del AM no ofendan a Dios en lo más mínimo. “... Mira, Señor, que la naturaleza es muy rebelde y es muy difícil y costoso caminar en contra de la propia naturaleza. Ayuda Señor, a estas hijas para que luchen, sufran y hagan aquello que Tú creas, pero que no te ofendan un solo momento. Ayúdalas, Señor, a caminar por esta estrada de la perfección, en contra de su naturaleza, carne y sangre. Mira, Señor, que yo las veo muy mal, ¡ayúdalas!!!. No consideres, Señor, las debilidades de estos hijos e hijas, fíjate sólo en el grande deseo que tienen de darte aquello que Tú les pides. Ten presente, Señor, que son hijas que se sacrifican, trabajan y quieren darte todo, pero al momento de las pasiones, se encuentran como sin fuerzas. Señor, ayúdalas, ayúdalas a darte todo cuanto de ellas deseas. Que sean el pararrayos de las almas que sufren; concédeles a estas hijas ser víctimas de tu amor y misericordia. Ayuda, Señor, a estas hijas para que se conserven fuertes en el amor, en el sacrificio, en la fidelidad y que no piensen en otra cosa que en darte gloria y darte cuanto Tú les pidas. Hazlo, Señor”[117]

● Intercede para que los HAM y las EAM sean fieles al espíritu de su misión. “Deben dar la paz a aquellos que sufren, deben obtener de Ti todo aquello que deben dar a las almas que se encuentran turbadas, desalentadas ... y yo ¿cómo se lo doy? ... ¡mira que se lo puedo dar yo!!“[118]

● Pide por los sacerdotes. “Ayúdalos, ayuda a estos pobres sacerdotes que desean darte gloria y la naturaleza les da tanta guerra y les hace sufrir. ¡Ayúdalos, Señor! Tú ves cuánto estoy sufriendo en este día, viendo a tantos sacerdotes y almas a Ti consagradas en este desorden. Yo les he dicho lo que Tú sabes: que no cuentas, perdonas y te olvidas. Ayuda, Jesús mío, a esos pobres sacerdotes que se encuentran solos en la Parroquia con esas mujeres, no digo de mala vida, pero yo creo que la mujer hace mucho daño en medio a tu Clero. Yo te confieso que como mujer, soy la más vil y aquella que más daño puedo hacer, pero concédeme la gracia de que estos sacerdotes jóvenes, tus ministros, que tienen tantos deseos de santificarse, lleguen a darte aquello que Tú quieres; pero ten en cuenta, Señor, que las pasiones son fuertes y vivas y llega un momento que estos pobres ministros tuyos caen por debilidad. ¡Ayúdalos, Señor! ¡Ayúdalos, Jesús mío! y haz que tu Santuario sea siempre el refugio de los sacerdotes que se encuentran en dificultad”[119].

El Santuario. Es un tema presente en la mayor parte de los éxtasis. Esta apremiante súplica tiene sus motivos:

a. Es probablemente la obra más difícil y complicada que Dios le pedía

b. Es también la coronación y compendio de todas las obras. Una obra que nunca concluye: así la ve Dios. “Se ha hecho, Señor, como Tú deseabas, que del Santo Oficio vinieran a inaugurar tu Santuario, pero si Tú dices que no basta ... Yo quiero llegar a que Tú digas "¡Basta, basta, basta, basta!"; no deseo otra cosa que oír de Ti esa palabra "BASTA". Se ha terminado ... Que todas las criaturas lleguen a comprender que Tú no cuentas, perdonas y olvidas. Pero, ¿hemos llegado a esto en esta inauguración? No, no, no; te lo digo de verdad. Hemos obtenido el triunfo de que el Cardenal Asesor del S. Oficio, inaugurando tu Santuario ha aprobado la devoción a tu Amor Misericordioso, pero nada más. Ahora, ¿qué debo hacer, Señor, para que esta devoción se extienda por todos los confines? ¿cómo haré para que todas las criaturas lleguen a comprender que Tú eres TODO, que no cuentas, perdonas y olvidas? Yo no sé cómo lo conseguiré. Estos Hijos de tu Amor Misericordioso que están aquí y que han visto que Tú para las cosas más grandes eliges lo peor que existe, ¿llegarán a comprenderlo bien? Sí y no, algunos sí, otros no. Están llenos de entusiasmo con el triunfo de la inauguración y llenos de contento porque el Santuario se ha inaugurado como quería la Madre ... y yo te digo, Señor, que no han visto otra cosa. Estos hijos deben llegar a convencerse que tu amor y misericordia ha elegido este grande templo en donde todas las almas que vengan llenas de dolor, angustias y sufrimientos, encuentren un Padre que no cuenta, perdona y se olvida. Y esto, no sólo no lo han comprendido estos hijos sino que ni menos la personalidad de tu Iglesia que vino a inaugurarlo lo entiende...”[120]

c. Lo sentía como la obra que más gloria debía dar a Dios y por eso lo quería grande, bello y el más concurrido por creyentes agobiados por todo tipo de necesidades: “Yo quiero solamente esto, Señor: que no existiese en el mundo un Santuario ni más bello, ni en el que más gracias se concedan que en el tuyo; que en las piscinas que más curaciones se verifiquen sean las tuyas, y que el corazón que más gloria te dé sea este. Pero debes hacerlo Tú, Señor, porque yo soy el asno de Balaam ... Cuando voy con los peregrinos, digo: "Señor, Tú lo sabes, yo soy el asno de Balaam, quiero hacer lo que Tú quieres" Y si quieres que no exista en el mundo - y esta es también mi ambición - un Santuario más bello, ni de más gracias que el tuyo, hazlo, Señor, Tú lo tienes que hacer. Tú sabes que cada noche te digo: Aquí están todos, haz, Señor, aquello que debes hacer. Esto Señor, es asunto tuyo”[121]. “Que este Santuario tuyo no sea un lugar a donde la gente viene para admirar la belleza y grandiosidad del Templo, sino que vengan con el amor, la serenidad y el grande deseo de purificar sus almas como Tú deseas. ¡Hazlo, Señor! Y no me lleves Contigo hasta que no esté terminado tu Santuario y todo cuanto falta para el triunfo de la devoción a tu Amor Misericordioso. Que esto no sea un lugar turístico donde se va a admirar la belleza de las cosas, sino un puesto donde Tú llamas a las almas que a Ti se confían, que a Ti acuden y te llaman... ¡No te vayas, Señor !!!”[122]

d. Estaba obsesionada de que el Santuario debía ser un remanso de luz, de paz y de acogida. “¡Hazlo, Señor! ¡te lo pido, Jesús mío! y concédeme la gracia que con tanta insistencia te pido: que cada uno de los peregrinos que viene, tenga la dicha de reconciliarse Contigo, de confesarse y que los Hijos de tu Amor Misericordioso no sean jamás jueces, sino padres. Que sean capaces de enseñar a las almas a amarte y dar ánimos a las almas que llenas de desaliento se llegan a Ti, Señor. Ayuda, ilumina y da fuerza a los Hijos de tu amor para que sean siempre instrumentos de tu amor y misericordia y jamás jueces que condenan severamente a las pobres almas que, con más o menos malicia, te ofenden día y noche. ¡Hazlo, Señor! ¡Hazlo, Jesús mío! dales mucha compasión y amor y una grande caridad hacia Ti y hacia el prójimo y que sean el pararrayos de las familias que aquí vienen”[123].

e. Son interesantísimas las actitudes internas y externas con las que trabaja en esta obra: “ ... ¡Empezaré, pero con los ánimos que tengo no empezaría...!! Se ha hecho aquello que has dicho. Que se verifiquen muchas curaciones en las almas y en los cuerpos y que yo sea el abono. ¡Hazlo, Señor, que así sea!..”[124]. “Señor, porque yo soy el asno de Balaam”[125], “yo te doy gracias y te suplico que continúes sirviéndote de mí como de un "trapo" como un trapo con el cual Tú puedes hacer lo que quieres... ¡te lo suplico, Señor!!”[126]

Acción de gracias por la ayuda extraordinaria (económica) de Dios para las obras. No podía ser de otra forma. Las obras acometidas exigen unas cantidades enormes de dinero y la Madre no tiene un euro. Cuando la ayuda llega en una forma u en otra, la Madre lee la bondad del Señor en esa acción y queda profundamente agradecida. “¡Hijo!! te doy muchísimas gracias! Cuando me has dicho "aquí están los 40 millones" me he puesto contentísima; los he guardado y no puedo abrir ese cajón porque cuesta sudores cerrarlo después, ¡eh! Pero dame un poco más, ¡eh! porque yo ya le he dado hoy al Padre un millón para que le dé a aquella señora, así es que Tú tendrás que tener un poco de compasión de mí”[127]. “Esos para el vía crucis, ya los tengo, pero ... me debes dar más ... ¡eh!? Estáte atento, ¡Hijo! porque yo no tengo dinero, ¡no tengo dinero!!! ... Está bien, pero ... quien manda paga, ¡eh! yo no ... Tú lo quieres todo a lo grande, quieres que no exista en el mundo una cosa más grande ... Pagarás Tú, porque mira que estos hijos pueden pagar con una triste Misa y hemos terminado! ¡no! ¡no! ¡no! ¡Tú te equivocas Señor, también alguna vez! ¡no! ¡no!!”[128]. “Tú me has proporcionado lo suficiente para el vía crucis, pero ... [...] tu Santuario está sin terminar ... yo no llego, ¡faltan muchas cosas!!! ¡Ayúdame, Señor!! ¡Ayúdame, Señor!! ¡Ayúdame, Señor!! ...”[129]

Expone la propia nulidad. La conocimos fuerte, decidida e incansable, pero en su interior, ante la responsabilidad de dar a Dios lo que le pedía, se sentía débil, incapaz, nada. “... Bien, Señor, Tú haz aquello que creas. Yo te digo que quisiera darte todo aquello que pides, pero te digo que no soy capaz de nada, solamente de estropear todas tus Obras. Bien, Señor, ¡está bien! ... Esta tarde me ha llevado dos veces el Padre allí, me he ensuciado toda de barro, no podía ni andar, estaba ya sin fuerzas ...”[130]. “¡Tú quieres escoger la criatura más inútil que existe en la tierra y lo has hecho, lo has hecho Señor! ... ¡No llego, no soy capaz, Señor! las dificultades son grandes ... las cosas ... ¡no llego, Señor! ... Yo quisiera dártelo, no es que no quiero hacer lo que Tú me pides, ¡pero no lo consigo, Señor! ¡Ten compasión de mí, ten compasión de esta criatura tan débil! Yo, Señor, no tengo nada. Te digo que no puedo; Tú no te molestes, Señor; Tú no pienses que no quiero darte ... ¡Tú lo ves y lo sabes, es demasiado! ¡es demasiado, Señor!!... ... Claro, Tú pones junto a mí a las criaturas que no pueden nada, ellos quieren ayudarme pero se desaniman en seguida y yo no soy capaz, Señor, ¡ayúdame Tú!. Ayúdame Tú, Señor, sino no lo consigo, mira que no soy capaz; Tú ya lo ves, deseas una grande gloria, quieres que no exista en el mundo un santuario como el tuyo ... pero Tú, Señor, debes extender estos tus Hijos por el mundo entero.”[131]. “Ya ves, Señor, cómo me he levantado esta mañana, con un miedo, con un malestar que no he sido capaz de hacer nada bueno. Más tarde has venido Tú y me has dicho lo que debía decir a esa pobre gente, lo he hecho y nada más; no he sido capaz de añadir una palabra mía, ni una sola, Señor, porque no soy capaz. Me encuentro como aturdida, me siento completamente inútil para aliviar a esas pobres almas que vienen a Tí. ¡Ay! Señor, almas llenas de amor, de temor, llenas de espanto y lo único que sé decirles es que no deben temer, pues aquí tienen un Padre que no cuenta, perdona y olvida, no sé decirles otra cosa... Está bien, Señor, a alguno ya se lo he dicho y parece que ha quedado en paz. Pero después, no sé si dependerá de mis pocas fuerzas o porque me he olvidado, he rezado con ellos pero eso no, no se lo he metido en la mente. ¡Excúsame, Señor, perdóname!!”[132]

Por ella misma. Son sus deseos profundos, sus metas espirituales, sus “ofrendas nupciales” a Dios. Cito todo el éxtasis del día 5 de marzo de 1965, primer viernes de cuaresma. Es tremendamente aleccionador para nosotros y nos desvela las alturas en las que se mueve la Madre y nuestros caminos torcidos y rastreros.. “Haz, que esta pobre criatura tuya se consume de amor en el dolor y que siempre pueda darte cuanto Tú esperas de mí. ¡¡Hazlo, Señor!!”[133]. “... me libres de la publicidad. Lo que más me atormenta es que vengan a este tu Santuario, a esta casa sólo por ver a esta pobre... Señor, te lo he dicho ayer y te lo repito hoy primer viernes: no quiero nada; no es que no quiero sufrir, no es que yo ... no, Señor, lo que más me aterroriza es que esta gente, tan fanática, venga a ver a esta pobre "scimmia", a esta pobre criatura que Tú has elegido entre lo peor que existe para hacer las cosas más grandiosas. No quisiera que nadie, Señor ... Por esto te pido, sólo si Tú lo quieres - porque si no lo quieres, nada, estoy dispuesta a lo que Tú quieras - me libres de todo aquello que se vea. Dame los dolores que quieras; quiero sufrir, quiero sufrir mucho, muchísimo. Quiero deshacerme en el dolor, quiero Señor, convertirme en nada, en ceniza para darte gloria y poder dar a tu Santuario esa fuerza que Tú dices. Pero Señor, como te pedí el año pasado, te lo suplico ahora: no me des esta humillación de cosas super... de cosas que se vean. Dame el sufrimiento que Tú creas. Es el primer viernes, la primera semana de Cuaresma ... ¡Tú has estado 40 días! Yo quisiera sufrir; sufrir pero en silencio; sufrir en la soledad; sufrir Contigo, junto a Ti y por tu gloria; como te diré... Señor, sufrir para ser como el "abono" de tu Santuario, pero sin cosas externas. ¡Cuánto te lo he suplicado esta noche y te lo ruego en este momento, ¡nada externo, nada que se vea! El sufrimiento sí, el dolor sí, pero que no se vea. Que nadie se fije en la criatura, que te vean a Ti siempre. Que vengan aquí por Ti, porque Tú estás esperando a todo el que sufre, para que de este modo, yo pueda decir: "ir al Santuario del Amor y la Misericordia, allí os espera un Padre"; no deseo, Señor, otra cosa; te lo he dicho ayer. Sentía un grande temor que llegara este primer viernes de Cuaresma...; si Tú quisieras librarme de estas cosas que se ven... Dame Señor... si Tú quieres que yo no pueda caminar, si Tú quieres darme grande sufrimientos ... Sí, Señor, pero en silencio, escondidos, siempre ocultos, que nadie se fije en la criatura sino que todos te vean a Tí. Que en esta Cuaresma se verifiquen muchas conversiones, pero en mí, en este instrumento tuyo, en esta criatura vil y desgraciada que no vean nada. Que no se aficionen a la criatura, que no vengan por la criatura; esta es la única cosa que te pido. Si Tú quieres Señor taladrar mis sienes, mi corazón y mis manos ... Señor, Tú lo puedes hacer, pues yo quiero lo que quieres Tú, pero Señor, si es de tu agrado, que no se vea nada en la criatura solamente el amor y de este modo yo pueda decir a las personas que viene, que vayan a Ti, a tu Santuario, al Crucifijo, que eres Tú que no cuentas, perdonas y olvidas. ¡Hazlo, Señor...! ... Señor, no es que yo rehúse los sufrimientos de la Cuaresma, no; quiero sufrir pero en silencio, ¡en silencio, Señor! que en mí no se vea nada, porque si Tú me marcas las manos - como has hecho otras veces - se ve en seguida ¿¡cómo ocultarlo!? Te he prometido ayer y te lo repito hoy: yo procuraré con tu gracia y ayuda, de mandar a todos a tu Santuario para que preparen sus almas con amor en la confesión, ganen la indulgencia y te den un grande gozo. ... Tú me has dicho que me prepare a la Crucifixión, Señor; estoy dispuesta, siempre ayudada de Ti, de lo contrario no podrás contar con nada. Tú lo ves Señor, mi naturaleza es frágil, siento una debilidad que me parece que no puedo más; no sé si será así, pero a mí juicio es tal el cansancio que siento que ... pero, Señor, te digo de verdad que no dejes de hacer cuánto quieras sólo porque te manifiesto mi miedo, ¡no, Señor! haz cuanto creas, todo aquello que sea para tu mayor gloria y la de tu Santuario. Yo, Señor, no quiero ser de obstáculo para tu gloria, pero te suplico no me des ninguna cosa visible. Si Tú quieres que sufra, que pase las noches en el dolor, dame las fuerzas para que al día siguiente pueda recibir a esa pobre gente que viene cubierta de llagas, de dolores y sufrimientos. Te lo suplico, Señor, líbrame de esas cosas superficiales que se ven ... no es que no quiero sufrir ... no es que sea soberbia - según mi juicio - pero si Tú lo juzgas de otra manera ... estoy dispuesta a todo, Señor; procúrame los dolores más grandes, dame los sufrimientos que creas conveniente, pero no cosas visibles, no quisiera que en mí vieran lo que no existe. Estamos en Cuaresma, Señor, pero concédeme esta gracia de que yo pase la Cuaresma en los más grandes sufrimientos y que todo sea para tu gloria y el triunfo de tu Amor Misericordioso; que nada sea atribuido a esta criatura y que yo tenga el gozo de ser sepultada en tu Santuario y que allí, mi cuerpo convertido en ceniza te procure inmensa gloria. No obstante, Señor, después de haberte dicho todo esto, estoy siempre dispuesta a cumplir tu voluntad. Taladra, Señor, mi cabeza, traspasa mi costado, perfora mis pies y mis manos ... pero que ninguno lo vea ... ¡sólo Tú y yo! Ayúdame, Señor, para que esta Santa Cuaresma, pueda darte - en mi ancianidad- aquello que Tú deseas; Tú lo sabes, Señor, yo no pretendo saberlo, pero quizá sea la última Cuaresma que yo podré sufrir Contigo y por Tí. Dame, Señor, grandes sufrimientos, taladra mis pies ... traspasa todo mi cuerpo, cúbreme de dolores pero que nadie se percate del sufrimiento de esta vil criatura. ¡No te vayas!!!”[134]

Por los peregrinos. Pide por los que llegan cargados de dolor, angustia y sufrimientos. No pide por los “turistas”, sino por los que sufren, por los necesitados, por los que vienen a purificar el alma de sus faltas. “Yo te recomiendo, Señor a todos aquellos que llegan a esta casa, a tu Santuario, llenos de dolor, cargados de angustia y sufrimientos, que se encomiendan a mí y yo te los recomiendo a todos. Tú tienes que ayudarlos, lo tienes que hacer, ¡hazlo, Señor!!!”[135]. “Y que tengas gran compasión de tanta pobre gente que viene herida en el alma por el pecado mortal y habitual y en el cuerpo con tantas enfermedades raras.”[136]

● Pide que al Santuario lleguen los enfermos. “Pero, Señor, que aquí vengan las almas del mundo entero a curarse de las enfermedades más desagradables y tristes del cuerpo y del alma. Que del mundo entero vengan las almas a recibirte, a postrarse en el Santuario a tus pies, que todos te amen y te den mucha gloria y experimenten que Tú no cuentas las miserias, las perdonas y olvidas”[137]

● Para todos pide lo que más necesitan. “Yo te pido Señor, que los ayudes, que los des la salud, que los protejas, que los concedas la paz, porque yo nada puedo hacer, solamente darte a ti guerra suplicándote incesantemente: "Señor, ayuda a todos aquellos que aquí vienen"[138]. “Concede hijos, Señor, a aquellos que no los pueden tener. Procura trabajo a aquellos que no lo encuentran, concede tu paz a aquellos que la buscan porque no la tienen... ¡”[139]. “Ayuda a las almas que vienen a este tu Santuario para que sean felices, vivan en paz”[140]. Incluso pide que vuelva a dar gracias al A. M. “Y puedan venir a darte las gracias porque te has mostrado con ellas como un Padre bueno, generoso y justo. Que los esperas como el padre al hijo pródigo para abrazarles y decirles que no se preocupen más”[141]

Pide explicaciones sobre trabajos que el Señor le pide y que ella no entiende. Ahora con esto del vía crucis ya hemos terminado, pero no se ha concluido lo de este claustro famoso, ¡qué claustro!!! ¡Qué claustro este, Señor!! Yo no lo entiendo ... lo haré, lo haré, lo haré ... pero ayúdame, Señor”[142] “Ahora, tampoco comprendo por dónde deben pasar; he entendido en seguida todo el camino del vía crucis, como Tú lo quieres pero lo que no llego a entender es cómo van a entrar a la Cripta; me lo tendrás que decir Tú para que yo se lo diga, pues de lo contrario no se concluye nada. Yo no llego a comprender cómo la gente cuando llega a esa cuesta, por dónde debe entrar... porque si las piscinas tienen que estar abiertas... esto es un desorden. Las piscinas deben estar cerradas, entonces, ¿por dónde se entra? Tú me lo dirás, porque yo..”[143]. “Ahora han hecho una escalera para entrar al Santuario, otro camino para llegar al vía crucis ... pero, ¿por qué? ... ¡Tú lo verás!”[144]

Manifiesta sus deseos de darle a Dios todo lo que pide. ”Ayúdame, Señor, a dártelo, estoy dispuesta. Consúmame, Señor, haz que yo sucumba en el dolor, pero que te dé aquello que me pidas; yo te daré Señor, todo aquello ... ¡Tú verás qué haces, yo no soy capaz”[145] “Yo estoy dispuesta a todo, quiero darte todo aquello que Tú me pidas, quiero hacer tu voluntad, quiero hacer todo lo que Tú quieres, ¡pero ayúdame Señor, ayúdame!!!”[146]. ”... No, Jesús mío, no me lamento porque Tú no me das lo que necesito, me lamento de las confusiones que se hacen. ¡Cuán difícil es esto, Hijo mío! ¡son dificilísimas tus Obras!”[147]

Pide por los hijos e hijas turbados. “Aquellas pobres hijas rodeadas de sacerdotes que piensan y juzgan las cosas de una manera ... yo no quiero decir que haya malicia en estos sacerdotes, santos ministros tuyos, no, pero no han entendido que Tú Señor, te sirves para las cosas más grandes de lo peor que existe y que has elegido una pobre religiosa sin ningún fundamento, sin aliciente alguno para llevar adelante cuanto pides. Y yo te pido, Jesús mío, que no tengas en cuenta a ninguno de ellos, tantos consejos equivocados que han dado, porque ellos fijándose en la pobreza e incapacidad de esta pobre criatura para una Obra tan grande, no han sabido reconocerte a Ti y así han hablado. No se lo tengas en cuenta, porque verdaderamente yo lo hubiera hecho peor, dando consejos mucho más desatinados de los que han dado ellos. Señor, calma la tempestad en tus dos Congregaciones, porque aquellos hijos, [...}, se agitan en medio de un fuerte temporal; además, él ya es un poco escrupuloso y muy sensible, siempre temeroso de echar a perder tus cosas. Sufren, no corporalmente, pero sí, Tú lo ves Señor, ¡cuánto sufren moralmente!!. Tú ves, Señor, aquellas hijas que esta pobre criatura no puede guiar, cómo se encuentran, como ovejas con la cabeza llena de razones tan equivocadas y estúpidas, verdaderamente, Jesús mío, como personas que no razonan, que no han sabido comprender, que Tú eliges lo peor que existe para hacer las cosas más grandes[148].

Excusando a quienes la acusan. “¿Por qué me hiero tan pronto? - ¡por la soberbia, Señor! A pesar de pedirte: Señor, dame humildad; Señor, dame amor, dame un grande amor al sacrificio ... ¡Señor ayúdame! Ves Señor cómo me encuentro cuando he sabido esta frase que una hija ha dicho de mí, ¡qué dolor me ha causado! Esta hija ha dicho en España, "que la Madre no va porque no puede dejar a los peregrinos porque le dan dinero, le dan limosnas". ¡Ay!, Jesús, ¡ay!! qué es lo que ha sucedido en mi corazón y en mi mente, ¡qué tristeza, qué dolor tan grande! ¿Es posible, Señor, que yo no lo haya visto antes?! ¿Será cierto que esta hija ha dicho esto? Será posible esto, yo que hasta hoy, hasta este momento he procurado siempre darte cuanto me pides, darte gloria, he pensado siempre en consolar a estas pobres almas que vienen a tu Santuario llenas de enfermedades en el alma y en el cuerpo y he tratado de aliviarlas diciéndoles, Jesús mío, que no se asusten, que no se acobarden que tienen un Padre que les espera, un Padre que si les envía sufrimientos y dolores es solamente porque les ama y les quiere perfeccionar, para darles una grande gloria en el Paraíso”[149].


[90] Pan 22, 2

[91] ibid

[92] Pan 22, 9

[93] Cf. Pan 22, 16

[94] Pan 22, 34 “.... Claro, Tú pones junto a mí a las criaturas que no pueden nada, ellos quieren ayudarme pero se desaniman en seguida y yo no soy capaz, Señor, ¡ayúdame Tú!. Ayúdame Tú, Señor, sino no lo consigo, mira que no soy capaz; Tú ya lo ves, deseas una grande gloria, quieres que no exista en el mundo un santuario como el tuyo ... pero Tú, Señor, debes extender estos tus Hijos por el mundo entero” (Pan 22, 35).

[95] Pan 22, 36

[96] Pan 22, 111

[97] Pan 22, 223

[98] Pan 22, 319

[99] Pan 22, 417

[100] Pan 22, 3

[101] Pan 22, 4

[102] Pan 22, 5

[103] Pan 22, 7

[104] Pan 22, 11

[105] Pan 22, 20

[106] Pan 22, 13

[107] Pan 22, 8

[108] Pan 22, 29

[109] Pan 22, 30

[110] Pan 22, 31

[111] Pan 22, 32

[112] Pan 22, 10

[113] Pan 22, 12

[114] Pan 22, 277

[115] Pan 22, 277-79

[116] Pan 22, 395

[117] Pan 22, 298-300

[118] Pan 22, 398. “Haz, Jesús mío, que todos ellos sean santos, ¡ayúdales Señor! Que no te den jamás ningún disgusto ni los hijos ni las hijas, que te den siempre gloria, que sirvan de ejemplo para las almas que te buscan, que vengan a copiar de estos hijos, ¡hazlo, Jesús de mi vida! congratúlate con todos ellos. Que sean el refugio de los pecadores, para esas almas que están sumergidas en el fango. Hazlo, Jesús de mi vida, ayúdales siempre; líbrales de mil peligros para que no cometan jamás un solo pecado y así, un día, hijos e hijas puedan recrearse Contigo en el paraíso. Yo quiero verlos, Jesús mío, si Tú quieres desde lejos, pero déjame verlos a todos en el paraíso formándote una grande corona, como ahora estoy viendo esta corona de hijos que van a celebrar el Santo Sacrificio. Haz, que yo te vea a Ti rodeado de Hijos y Esclavas de tu Amor Misericordioso. Y para que se vea que todo es tuyo, ¡qué bien has discurrido haciendo que esta Obra nazca de una pobre criatura, porque, ¿qué te puede decir a Ti esta pobre criatura? solamente que tengas misericordia de ella y que sin fijarte en lo mucho que te he ofendido, recojas el fruto que Tú has sembrado por medio de ella. ¡Hazlo, Jesús mío! y que hijos e hijas se encuentren un día Contigo y que Tú mientras vivan en este mundo te congratules al ver sus acciones, sus obras, todo aquello que deben hacer, tanto los hijos como las hijas. Ayúdales, dales un grande amor hacia Ti, un grande amor al sacrificio, que no tengamos "hijos moscones" que van dando de muro en muro, sino de corazón en corazón, conduciéndolos a Ti. ¡Hazlo, Jesús mío! yo no quiero de Ti nada más que esto, que Tú me prometas que a hijos e hijas me los conservarás y los ayudarás para que no te ofendan jamás. No quiero decirte como la mujer del evangelio "unos a tu diestra y otros a tu siniestra"; no, no quiero llegar a eso, pero te lo digo, si quieres, Jesús mío, y porque no están los terceros sino diría también "y los otros en medio". Es mi soberbia, lo comprendo, pero es una soberbia que a Ti no te tiene que desagradar absolutamente, Señor. Yo quisiera, Jesús, que me ayudaras a ser fuerte, que pueda estar junto a los hijos tranquila, sin dar ningún espectáculo, ¡no lo permitas! Quiero verlos profesar, quiero verlos Celebrar esta mañana y te suplico Señor, me concedas esa gracia de verlos trabajar siempre cerca de Ti, hacer sus Votos con ese fervor que los harán y que se consagren por toda una eternidad a Ti y que hijos e hijas te den mucha gloria. (Pan 22, 418-26). “Hazme la gracia, Señor, de que yo no dé ningún espectáculo, que pueda verlo todo con fortaleza, sin hacer el indio “... no te sonrías, Jesús... ¡No te vayas, Jesús!! No puedo más, me faltan las fuerzas, ¡es demasiado, Jesús mío! Demasiado grande la gracia que me has hecho de ver a los hijos ya todos Religiosos. Haz, Jesús mío, que te den muchísima gloria y que hijos e hijas no te den tantos disgustos como yo te he dado y te dan todas las criaturas; ¡hazlo, Jesús mío! ¡Hazlo, Jesús de mi vida! Concédeme la grande gracia de que hijos e hijas unidos siempre en tu amor y tu caridad se extiendan por todo el mundo y olvídate por completo de todos los disgustos que yo te he dado por mi cobardía. Ayúdales, Tú Señor, y que no les venga nunca la soberbia. Hasta ahora no tenía miedo de que se ensoberbecieran porque me parecía que se sentían demasiado humillados, viéndose fundados por una pobre mujer; ¿qué puede dar una mujer a estos hijos? Esto me humillaba muchísimo; hoy los veo acogidos por tu Ministro, por ese Sr. Obispo que es tan bueno, los veo llenos de amor y contentos a todos ellos de haber nacido - como dicen - hijos de una mujer ... ¡pobres hijos! ¡no saben lo que dicen! ¡no saben que Tú lo has hecho todo! Señor, hazlos crecer en tu amor y tu caridad y en número y que se extiendan por el mundo entero; que te den mucha gloria pero que se mantengan humildes, que no les llene la soberbia ni la cabeza ni el corazón; Jesús mío, llévatelos a todos antes, que se vean siempre los más pequeños, que el pensamiento de ser hijos de una pobre religiosa en vez de un santo Sacerdote, les mantenga humildes, caritativos, compasivos y que no se levanten jamás.(Pan 22, 427-32).

[119] Pan 22, 391-95

[120] Pan 382-88

[121] Pan 22, 21-22; cf. Pan 22, 25; Pan 22, 27; Pan 22, 291-93; Pan 22, 388-90;

[122] Pan 22, 413-15

[123] Pan 22, 409-11

[124] Pan 22, 13

[125] Pan 22, 22; Pan 22, 405-06;

[126] Pan 22, 389

[127] Pan 22, 15-16

[128] Pan 22, 18

[129] Pan 22, 33

[130] Pan 22, 19

[131] Pan 22, 34-35

[132] Pan 22, 401-03

[133] Pan 22, 310

[134] Pan 22, 311-24

[135] Pan 22, 24

[136] Pan 22, 291

[137] Pan 22, 293

[138] Pan 22, 26

[139] Pan 22, 28

[140] Pan 22, 404

[141] Pan 22, 404

[142] Pan 22, 41; cf. Pan 22, 59-113

[143] Pan 22, 64

[144] Pan 22, 66

[145] Pan 22, 44

[146] Pan 22, 42

[147] Pan 22, 46

[148] Pan 22, 280-82

[149] Pan 22, 210-11