2. La santidad es también tarea del alma

La Madre escribió: “¿Cuántos santos hay que se hayan elevado rápidamente y sin tropiezos a la perfección? No olvidemos, hijas mías, que la santificación no es obra de un día y que para llegar a la cima hay que elevarse por grados, poco a poco, no atropelladamente”[545].

Esta necesidad y obligación del alma de santificarse, hechas petición orante, manifestadas como deseo de amor extático, y confirmadas como ideales de vida, la Madre las expresa con cuatro términos que constantemente recurren en sus éxtasis:

- cumplir en todo la voluntad divina,

- no dar a Dios ningún disgusto,

- dar a Dios en todo la mayor gloria,

- asociarse a sus dolores de Dios, A. M.

Casi siempre estos términos van junto en las súplicas extáticas de la Madre, esto es, la Madre los menciona en el mismo párrafo, lo que indica que todos hacen referencia a otro concepto superior que en este caso es el amor, la Caridad.

 

a. Cumplir en todo la voluntad divina.

“Tú ya sabes que yo no quiero nada; quiero lo que Tú quieras: si quieres que muera, morir quiero; si quieres que sufra, sufrir quiero, pero no quiero verte sufrir a Ti, que ya sufres bastante, ¡Jesús mío!”[546]

“Yo quiero ir Contigo, quiero estar allí, quiero hacer tu voluntad; quiero sufrir amándote y vivir sufriendo. Todo aquello que Tú debas sufrir quiero sufrirlo yo por Ti, y Tú, si alguna cosa tienen, atribúyemela a mí, porque he perdido mucho, muchísimo tiempo ... podía también yo haberlo arreglado un poco[547]

“Que vivan para amarte, que vivan para darte gloria sufriendo lo que Tú quieras; que sean ellos los que van detrás de las palomas buscándolas por los agujeros donde se esconden y que las atraigan, Jesús mío, que las atraigan, ¡hazlo, hazlo, Jesús de mi vida!”[548]

“Yo vengo a que Tú me ayudes y Tú ayúdame, Jesús mío, que yo también estoy dispuesta a ayudarte a Ti, Jesús. Di lo que quieres de mí y aquello que Tú quieras; con tu ayuda estoy pronta, Jesús mío, estoy dispuesta[549].

“Pero, no es hacer lo que me han mandado; no es que quiero yo decir eso: "quiero hacer lo que me han mandado y basta" no, la voluntad tuya quiero yo hacer en todo. No quiero nada más que tu voluntad sea la mía y mi voluntad sea la tuya; que no queramos otra cosa que yo no quiera una cosa que Tú no quieras, ¡hazlo, Jesús mío!”[550]

No, Jesús mío; no, yo no quiero nada más que darte gloria y poder morir Contigo, junto a Ti. No tengo otro deseo que morir, vivir sí, sufriendo el tiempo que Tú quieras, pero morir, Jesús! y morir a la hora que Tú quieras, para darte gloria y estar allí sufriendo sin que ninguno lo sepa, que si no todo son cosas raras, ¡no, Jesús mío!”[551]

“Yo solamente quiero darte gloria a Ti sufriendo todo aquello que Tú creas, sólo por tu amor, para tu alegría y nada más. Quiero ser toda tuya para darte gloria, Jesús[552]

“No lo sé, Jesús mío, si Tú lo sabes ... Yo quiero hacer tu divina voluntad cueste lo que me costare, quiero hacerla como Tú la quieras y en donde Tú la quieras; pero ahora veo que ... no lo sé, veo un decaimiento del espíritu de la vida Religiosa ... No es desde hace algunos años, no; no hace ni tres años que eran otra cosa; ahora las encuentro de otra manera, es un decaimiento! quieren, pretenden, pero no tienen fuerza, ¡ayúdales, Jesús mío!”[553]

“Y que te den solamente gloria a Ti y que hagan siempre tu voluntad, no la suya; en cada momento tu voluntad se cumpla en ellos, ¡hazlo, Jesús mío!”[554]

Ayuda, Jesús mío, para que estos hijos e hijas se santifiquen, que te den mucha, mucha gloria a Ti, que te den mucha, muchísima, ¡Jesús mío! Y a mí dame lo que tengo merecido: dolor, pena, sacrificio ... lo tengo bien merecido. Pero, Jesús, a estas hijas y a los hijos, ¡ayúdales, Jesús mío!”[555]

“Yo quiero lo que Tú quieras, Jesús mío! yo quiero querer lo que Tú quieras y que Tú me des aquello que Tú quieras y ha de ser para tu gloria, ¡ayúdame, Jesús mío!. Ayúdame, y si es que te agradase más, disponer ahora de mí (morir) "Ecce Ancilla Domini" lo aceptaría contenta; Tú hazlo a la hora que quieras y como quieras. Yo sólo te pido que me ayudes a estar pronta a darte lo que Tú me pidas: dolor, enfermedad, angustias, sacrificios... lo que Tú quieras, pero no me dejes sin sufrimientos, no me dejes sin dolores, Señor[556]

“Tú, Jesús mío, no nos ocultes tu voluntad; danos a conocer en seguida lo que quieres y cómo Tú lo quieres, pues me parece que lo que Tú nos digas lo haremos; las hijas tienen grandes deseos de hacerla y los hijos creo que también; pues muévenos un poco, Señor, y ayúdanos a todos para que podamos formar la familia, aunque ayer me dijiste que la estamos formando; no sé si me lo has dicho así para que me callase y no te diese más guerra, o bien porque es verdad[557]

“Haz, Jesús mío, [...] que no te den jamás ningún disgusto ni los hijos ni las hijas, que te den siempre gloria, que sirvan de ejemplo para las almas que te buscan, que vengan a copiar de estos hijos[558]. El alma colabora con Dios y ésta es su aportación. Que las almas vengan a ver y conocer el A. M. en el ejemplo de los consagrados en el A. M.

“Santificarse y hacer tu voluntad. Esto es lo que quisiera que todos los hijos e hijas tuvieran bien grabado dentro: que Tú, Jesús, puedas recrearte en estas dos casas, tanto en estas como en las demás casas; que puedas encontrar a las Esclavas e Hijos de tu Amor Misericordioso generosos para sufrir todo aquello que Tú quieras, ¡Jesús mío! Que tanto los Hijos como las Esclavas de tu Amor Misericordioso, no ambicionen otra cosa que amarte, sufrir por Ti, ayudarte, Jesús mío, y darte gloria, ¡hazlo, Jesús mío!”[559]

“Que vivan para amarte, que vivan para darte gloria sufriendo lo que Tú quieras; que sean ellos los que van detrás de las palomas buscándolas por los agujeros donde se esconden y que las atraigan, Jesús mío, que las atraigan, ¡hazlo, hazlo, Jesús de mi vida!”[560]

“Quiero vivir y morir para amarte, porque quiero darte gloria aquí y dártela después allí. Pero que los hijos y las hijas se unan bien a Ti y puedan santificarse para gloria tuya, alegría tuya, para satisfacción y bienestar tuyo; hijos e hijas unidos todos para darte gloria a Ti, a tu Iglesia y a las dos Congregaciones. ¡Hazlo Jesús! ¡Hazlo, Jesús mío!”[561]

“Quiero que me ayudes a santificarme, Señor, pero unida a Ti, que yo pueda estar segura de que estoy Contigo; ayúdame, porque fácilmente se inclina uno hacia una cosa u otra y comprendo que esto no te puede agradar, Jesús. No lo quiero hacer, pero ciertamente, el corazón se me va allí donde están los hijos y las hijas, para que Tú las ayudes, aunque comprendo que Tú eres para todos igual. Padre mío, velo por Ti; quiero amarte muchísimo, quiero amarte al grado que Tú estés contento y que yo pueda sufrir todo aquello que Tú creas que debo sufrir; pero, Jesús mío, no me abandones, no me abandones, no me abandones ni abandones a estos hijos y estas hijas””[562].

“Así es que, Jesús mío, me doy completamente a Ti; Tú, Jesús mío ... Pero yo, Jesús mío, no quiero más que una cosa: darte gloria y llegar a santificarme”[563]

“No, Jesús mío; no, yo no quiero nada más que darte gloria y poder morir Contigo, junto a Ti. No tengo otro deseo que morir, vivir sí, sufriendo el tiempo que Tú quieras, pero morir, Jesús! y morir a la hora que Tú quieras, para darte gloria y estar allí sufriendo sin que ninguno lo sepa, que sino todo son cosas raras, ¡no, Jesús mío!”[564]

“Quiero pedirte, esto sí: la gracia de que mi alma esté siempre como Tú la quieres ver; que Tú te puedas recrear en ella y que no te sea duro o brusco el encuentro con mi alma: hoy, mañana, jamás, ¡jamás! ¡no, Jesús mío!”[565]

“Yo solamente quiero darte gloria a Ti sufriendo todo aquello que Tú creas, sólo por tu amor, para tu alegría y nada más. Quiero ser toda tuya para darte gloria, Jesús”[566].

“Y a mí ayúdame, Jesús mío, para que yo pueda sufrir y amar, las dos cosas a un tiempo: que yo pueda sufrir mucho pero amándote también mucho, Jesús”[567].

“¡Gracias Jesús! No tenemos motivo nada más que para darte gloria, ¡Jesús mío! Gloria la mereces, ¡Has sufrido muchísimo! Pero no queremos otra cosa ni ellos ni yo más que darte mucha gloria y amarte; pero Tú tienes que ayudarnos, Señor, porque somos un montón de carne y huesos que fácilmente se va por donde no debe”[568].

“No, Jesús, que tengan siempre recta intención; la intención y el deseo de darte gloria y cumplir la voluntad del Señor, ¡esto sí, Jesús mío! Esto sí que te lo pido. ¡Hazlo, Jesús mío, Tú puedes hacerlo!”[569]

“Jesús mío, Tú lo sabes que quiero vivir para amarte y sufrir; quiero lo que Tú quieras, Jesús mío, y quiero darte mucha gloria, ¡ayúdame, Jesús mío! Quiero vivir para amarte y amarte para sufrir”[570]

“Que yo tenga esa fortuna: que el tiempo que me quede de estar aquí, que sea aquel que Tú creas, pero que me sirva para sufrir mucho más y amarte fuerte, fuertemente, ¡Jesús mío! Quiero amarte fuertemente, quiero vivir para sufrir, quiero amar para darte gloria a Ti; para darte gloria, ¡Jesús mío!”[571]

“Que yo tenga la dicha de ver que se santifican, ¡hazlo, Jesús mío! No tengo más deseos que ese: ver santificarse a los hijos y a las hijas, ver cómo corren por ese camino de la santificación; ver cómo son, no jóvenes de esos que tanto abundan ahora, sino jóvenes que aman a Dios y a sí mismos; ¡hazlo, Jesús mío, ayúdales!”[572]

“Yo, Jesús, sólo quiero darte gloria a Ti y Tú haz de mí aquello que Tú creas, no quiero otra cosa: darte gloria y que Tú hagas lo que quieras de mí ... Pero no tengas compasión de mi cuerpo o a lo que va a suceder, sino introdúceme por el camino que Tú quieres que yo recorra, hazlo, Jesús!! Mañana nos vamos un rato a un sitio donde ... donde están las Hermanas y así, no me parece”[573]

“Sí, yo quiero vivir para darte gloria, quiero vivir para darte gloria a Ti y para ayudarte, ¡Jesús!”[574]

“Y que se santifiquen y que yo pueda ver a los hijos unidos a Ti, unidos al Padre, llenos de fe, llenos del deseo de vivir para siempre, un día, en esa vida de santidad que yo aspiro para todos mis hijos e hijas. En esa vida de santidad que veamos a todos, ¡hazlo, Jesús mío!”[575]

“Que se santifiquen y te den mucha gloria. Que hagan todo lo que Tú quieras, Jesús mío! Que los hijos sean humildes, que te ayuden y hagan todo lo que Tú quieras. Que se santifiquen, Jesús mío, y, santificándose, te den mucha gloria, ¡Jesús mío! ... También las hijas; hijos e hijas; es la misma familia: hijos e hijas”[576].

“Ayuda, Jesús mío, ayuda, porque hay un malestar que no sé; quisiera verlas más alegres, más iluminadas, más llenas del verdadero amor hacia Ti, pero vivimos en un momento de distracción, de malestar ... no se les puede decir nada; yo no lo sé, Jesús mío!”[577]

“Ayúdalas (las EAM) Tú, Jesús mío, ayúdalas para que aprendan bien el camino de su perfección. Que se unan a Ti, Jesús mío! que son jóvenes; que se unan a Ti y que vivan para darte gloria, Jesús mío!”[578]

“Ayuda, Jesús mío, para que estos hijos e hijas se santifiquen, que te den mucha, mucha gloria a Ti, que te den mucha, muchísima, ¡Jesús mío! Y a mí dame lo que tengo merecido: dolor, pena, sacrificio ... lo tengo bien merecido”[579]

“Tú dame lo que quieras y haz de mí como Tú quieras. Quiero vivir Contigo, quiero morir junto a Ti, ¡hazlo, Jesús mío!”[580]

“No habrán acudido a Ti todavía ... sí, de esa manera que acude toda la gente, pero ellos tienen que ser diversos, tienen que vivir de modo que el hombre viejo baje la cabeza y les deje en paz: ¡hazlo, Jesús mío!”[581]

“Que ni los hijos ni las hijas vayan girando de acá para allá sino que aquí mismo, como Tú estás sufriendo ... que también los hijos y las hijas tengan ese deseo, esa necesidad de vivir contigo; ayúdales, Jesús mío y dales salud y mucha paz en el alma, ¡hazlo, Jesús!”[582]

“Bien, Jesús, Tú te vas y yo también; intercede por nosotros, intercede por los hijos y las hijas y haz, Jesús mío, todo lo que puedas - y puedes tantísimo - para que los hijos y las hijas lleguen a ser aquello que Tú quieres, aquello que Tú deseas, aquello que a Ti te anima más, ¡hazlo, Jesús mío!”[583]

“Ayuda Tú y que se arregle bien esto, que cada uno esté en lo suyo y que esto sea "santificarse" todos ellos: estoy aquí, ¿por qué? "porque quiero mi santificación", estoy aquí ¿por qué? "porque quiero santificarme y nada más que santificarme y dar gloria al Señor"”[584]

“Quiero amarte de tal manera que no tengas Tú ninguna pena, Jesús mío! Quiero vivir amándote y morir amándote también; las dos cosas, una detrás de la otra y juntas si lo quieres”[585]

“Yo, Jesús mío, sólo te pido que Tú me des aquello que quieras, pero que no me quites ni el dolor de las cosas que sufro ... que sufro tanto con ellas, ¡no, Jesús mío! no quiero hacerte sufrir a Ti, quiero amarte fuertemente, quiero vivir para amarte y quiero amarte para vivir; ¡hazlo, Jesús mío”[586]

“Haz que las hijas y los hijos se unan fuertemente y que se dediquen todos ellos también a darte mucha gloria; a ver cómo mejor te pueden dar gloria; a ver cómo mejor puedes estar Tú con ellos; a ver cómo te pueden ayudar mejor, ¡hazlo, Jesús!”[587]

“Ayuda a las hijas, Jesús mío, para que se santifiquen; que no tengan ambición ni de tener más, ni de esto ni de lo otro ... sólo la ambición de santificarse; que pequen de este afán, de esta ilusión, de este deseo; que tengan fijo ese deseo de estar todas unidas para llegar a ser lo que Tú quieres y esto es "ser santas", santificarse y santificarse junto a Ti, Jesús mío, junto a Ti”[588].

“Hazlo, Jesús mío; Tú puedes hacerlo! Tú puedes hacer que lo hijos unidos te den gloria ... bien, así, Jesús mío; que puedan darte gloria y por toda una eternidad; hazlo, Jesús. Ayúdales, Jesús mío, ayúdales! que ya se defienden bien, que puedan estar tranquilos, que no te ... ¡ayuda, Jesús mío, ayúdalos!”[589]

“Los hijos que son tuyos, que Tú los has querido y creo que los quieres, no les dejes que se pierdan o que pierdan lo que de jóvenes han aprendido; ¡no, no, Jesús mío! Que no te den ningún disgusto ninguno de los hijos ni de las hijas. Que vivan para amarte a Ti y darte gloria, ¡hazlo, Jesús mío! ¡hazlo, que Tú lo puedes hacer! Yo haré lo que mi Dios quiera, porque es eso lo que tengo que hacer y nada más; no quisiera querer nunca otra cosa, sino hacer siempre lo que mi Dios quiera”[590]

“Ayúdales para que puedan santificarse; todo lo que hagan que sea para su santificación, que vivan para santificarse y mueran después para estar con el Señor, después de haber hecho ya todo lo que aquí podían hacer; ¡hazlo Jesús! ... Dar gloria a Ti, Jesús mío, ¡hazlo, Jesús de mi vida, ayúdanos! Ayuda a los hijos, ayuda a las hijas y también a esta pobre criatura tuya; que podamos llegar a darte tanta gloria, Jesús mío”[591].

“Y que se santifiquen; que el sufrimiento que les proporcionan tantas veces, sea para gloria tuya, sea para gloria de ellos; que no sea nunca más para cosas que no les ayude; ¡Jesús mío, ayúdales!”[592]

“Hacerlo, Jesús mío; que los hijos y las hijas se santifiquen; se santifiquen y puedan darte tanta gloria, Jesús mío, ¡tanta gloria! hijos e hijas y yo también”[593].

Releyendo esta oración larga y extática de la Madre y mirando el sentir de la Madre sobre este punto, podemos llegar a algunas conclusiones que son básicas de nuestra espiritualidad.

Ante todo, el cumplimiento de la VD no hace referencia a algo mandado y exigido por Dios como condición para santificarse. La voluntad divina no se materializa en preceptos que obligan. Es vida, la vida de Dios mismo que debe dominar y dirigir la existencia del alma. Es el camino de conversión o de santificación que el alma debe recorrer para ser uno con Dios. Por esto se cumple con decisión y cariño, porque lleva hacia el amor infinito y libre, porque hace a la persona amor divino, porque hace al alma ser como Dios mismo es, amor misericordioso. La dinámica interna del cumplimiento de la voluntad divina es el amor. “Que vivan para amarte, que vivan para darte gloria”. “Quiero vivir y morir para amarte, porque quiero darte gloria aquí y dártela después allí. Cumplir la voluntad divina es vivir y morir por amor, dándole a Dios la mayor gloria posible.

En este punto hay un detalle muy importante en la forma en que la Madre cumple la voluntad divina: no quiere hacer la voluntad divina “cumpliendo lo que le han mandado”, sino “porque tú lo quieres”.

El cumplimiento de la voluntad divina no es un acto puntual. Es una actitud constante, permanente y decidida de amor y de mirada hacia Dios para agradarle: “estoy pronta y dispuesta” a hacer lo que te agrada y lo que pidas. Se es fiel a la voluntad divina no sólo cumpliendo deseos, sino siendo “docilidad permanente y disponibilidad de amor” para una respuesta a Dios. “Dispuesta a ayudarte a Ti”, “pronta a darte lo que Tú me pidas”, “quiero querer lo que Tú quieras”” Así es que, Jesús mío, me doy completamente a Ti; Tú, Jesús mío ... Pero yo, Jesús mío, no quiero más que una cosa: darte gloria y llegar a santificarme”

El cumplimiento de la voluntad divina tiene su verdadero origen en el deseo de ser uno con él. “Quisiera que todos los hijos e hijas lo tuvieran bien grabado dentro: Que vivan para amarte, que vivan para darte gloria”. “Quiero vivir y morir para amarte, porque quiero darte gloria aquí y dártela después allí. Así es que, Jesús mío, me doy completamente a Ti; [...] Pero yo, Jesús mío, no quiero más que una cosa: darte gloria y llegar a santificarme”. Hay otro detalle que no puede pasar desapercibido: la Madre no cumple la voluntad divina; es la voluntad divina la que desea que se cumpla en ella y en los hijos e hijas. “yo quiero querer lo que Tú quieras”.

En estos tiempos convulsos vuelve a resonar en nuestros oídos la advertencia de nuestra Madre en este punto. En aquellos tiempos individuó la crisis en la vida consagrada en esto, en la flojedad del cumplimiento de la voluntad divina. “No lo sé, Jesús mío, si Tú lo sabes ... Yo quiero hacer tu divina voluntad cueste lo que me costare, quiero hacerla como Tú la quieras y en donde Tú la quieras; pero ahora veo que ... no lo sé, veo un decaimiento del espíritu de la vida Religiosa ... No es desde hace algunos años, no; no hace ni tres años que eran otra cosa; ahora las encuentro de otra manera, es un decaimiento! quieren, pretenden, pero no tienen fuerza”[594]

“Ayúdalas (las EAM) Tú, Jesús mío, ayúdalas para que aprendan bien el camino de su perfección. Que se unan a Ti, Jesús mío! que son jóvenes; que se unan a Ti y que vivan para darte gloria, Jesús mío!”[595]

La tarea principal de la santidad que busca la Madre no está en la sumisión del cuerpo al alma, sino en la docilidad total de su persona (cuerpo y alma) al Espíritu. “Estoy aquí (en la Congregación), ¿por qué? "Porque quiero mi santificación", estoy aquí ¿por qué? "porque quiero santificarme y nada más que santificarme y dar gloria al Señor”. “Quiero vivir amándote y morir amándote también; las dos cosas, una detrás de la otra y juntas si lo quieres”. “no quiero hacerte sufrir a Ti, quiero amarte fuertemente, quiero vivir para amarte y quiero amarte para vivir”. “Haz que las hijas y los hijos se unan fuertemente y que se dediquen todos ellos también a darte mucha gloria; a ver cómo mejor te pueden dar gloria; a ver cómo mejor puedes estar Tú con ellos; a ver cómo te pueden ayudar mejor”. “que no tengan ambición ni de tener más, ni de esto ni de lo otro ... sólo la ambición de santificarse; que pequen de este afán, de esta ilusión, de este deseo; que tengan fijo ese deseo de estar todas unidas para llegar a ser lo que Tú quieres y esto es "ser santas", santificarse y santificarse junto a Ti, Jesús mío, junto a Ti”

La santidad es, entonces, docilidad y abandono en Dios más que esfuerzo moral (que lo es); es amor de caridad que lleva al “olvido de sí mismos” y a “la muerte de sí mismos” como forma de renacer de nuevo en Dios

El camino hacia la santidad es el camino del cumplimiento de la voluntad divina para entrar en otra forma de ser, de pensar, de sentir y de actuar, que es la de Dios. El cumplimiento de la voluntad de Dios y de el deseo de la santificarse es lo que “más anima” a Dios. “(Ayuda, Jesús mío), para que los hijos y las hijas lleguen a ser aquello que Tú quieres, aquello que Tú deseas, aquello que a Ti te anima más, ¡hazlo, Jesús mío!”

Podemos, así, individuar, a la luz del ser AM de Dios, algunos “rasgos” de Dios que quien desea santificarse como religioso en el AM debe cultivar con especial esmero

1. Si Dios es sólo Amor, quien desea santificarse desde el AM debe luchar por hacerse todo él sólo amor, como lo es Dios para con él. Nosotros “nos dejamos vivir” por la misma forma de ser de Dios que nos ha engendrado como “Hijos de su A. M.” en el amor. Santificarse en el AM significa entrar en esa vida trinitaria de amor “como hijos del AM.” a imitación de Jesús. Para entrar en esa vida divina e identificarse con ella hay que dejarse “poseer” por Dios. No es tarea humana; es tarea sobrenatural y por eso hay que dejarse poseer por Dios. La principal tarea del alma que desea identificarse con el AM consistirá en “ser sólo de Dios o para Dios”, como Jesús, encarnación del amor misericordioso del Padre.
La identificación con el Padre misericordioso no se da a través de ciertos comportamientos morales[596], sino a través del amor, que hace desaparecer el alma en Dios. “Tú eres mi todo y todas mis cosas”[597]. Por ello, nuestra meta y nuestro camino consiste, ante todo, ser “sólo de Dios”. Nuestra vida espiritual es “concentración” en “sólo Dios”. Llegaremos a ser plenamente hijos “viviendo sólo en él y para él”.

2. Para “apropiarnos” del mismo amor de Dios, debemos asumir para con él los mismos comportamientos que él tiene para con nosotros. Dios ama hasta entregar al Hijo por nosotros. Nuestro “vivir sólo para Dios” debe llegar hasta la entrega del hijo, que somos nosotros mismos, entrega a Dios y a los hermanos. Nuestra vida es “polarización de entrega en Dios”. Yo me entrego totalmente a ti”[598].

3. La entrega mutua del Padre al Hijo y de éste al Padre se desborda en el Espíritu. Entrando en este “amor único” a Dios, nuestra entrega nos pone en las manos del Espíritu y madura en docilidad a sus impulsos. Nuestro “ser hijos del AM” nos lleva a vivir sólo de la voluntad divina. El Espíritu nos dirige y nos guía, por eso vivimos en la “búsqueda constante en todo acontecimiento de la voluntad divina”


[545] Pan 4, 47-49

[546] Pan 22, 449

[547] Pan 22, 455

[548] Pan 22, 482

[549] Pan 22, 489

[550] Pan 22, 502-03

[551] Pan 22, 545

[552] Pan 22, 616

[553] Pan 22, 828

[554] Pan 22, 871

[555] Pan 22, 910

[556] Pan 22, 974-75

[557] Pan 22, 1032

[558] Pan 22, 418

[559] Pan 22, 473

[560] Pan 22, 482

[561] Pan 22, 509

[562] Pan 22, 536-37

[563] Pan 22, 540

[564] Pan 22, 545

[565] Pan 22, 612

[566] Pan 22, 616

[567] Pan 22, 641

[568] Pan 22, 651

[569] Pan 22, 689

[570] Pan 22, 722

[571] Pan 22, 735

[572] Pan 22, 771

[573] Pan 22, 781

[574] Pan 22, 838

[575] Pan 22, 872

[576] Pan 22, 874

[577] Pan 22, 885

[578] Pan 22, 892

[579] Pan 22, 910

[580] Pan 22, 912

[581] Pan 22, 917

[582] Pan 22, 925

[583] Pan 22, 929

[584] Pan 22, 935

[585] Pan 22, 940

[586] Pan 22, 942

[587] Pan 22, 1017

[588] Pan 22, 1047

[589] Pan 22, 1056

[590] Pan 22, 1066-67

[591] Pan 22, 1269

[592] Pan 22, 1299

[593] Pan 22, 1311

[594] Pan 22, 828. Era el 11 de Enero de 1974

[595] Pan 22, 892

[596] “Viviendo en la superficie del alma, se vive también en la superficie de las cosas, porque quien no sabe penetrar en el fondo del alma tampoco sabe penetrar las profundidades de las cosas, se ocupa sólo de lo exterior y así sólo da importancia a las pequeñeces. Así en los deberes y en sus obligaciones, pone su cuidado en la corteza más que en la savia y en el cuerpo más que en el alma. Sabe que tales y cuales pormenores están prescritos y tales otros prohibidos; ven la parte externa de la ley y el hecho material de la prescripción, y esto es lo único a que conceden alguna importancia. No ve su aspecto interior, la razón, el fin y el espíritu interior de la ley, y así procura con una fidelidad externa y mecánica, observar materialmente la letra que ve y que mata, sin atender al espíritu que la vivificaría y que no ve. Por falta de piedad el espíritu no va, ni de la palabra a la idea, ni de la idea al alma, y mucho menos, hijas mías, del alma a Dios. Y así, un alma cuya fidelidad a las prácticas externas apenas deja que desear, no adelanta, porque no penetra en el interior, donde bebería la vida; es como un autómata cuyos movimientos están determinados y son siempre los mismos: esto es, hijas mías, el materialismo en la piedad” (Pan 8, 88-90).

[597] Fórmula de profesión en el AM

[598] Formula de consagración en el AM