5. La desunión desatará enormes tormentas

“Yo quiero decirte, Jesús mío, que ayudes mucho a las hijas; y también hay algún hijo que Tú ya lo sabes, ¡eh! ... sí, sí pero le cuesta bastante a ese hijo también. Menos mal que estos seis Padres ... este Padre que ama tanto a estas criaturas, esto me halaga, me da gran contento, pero temo que un día se vayan a montar y se arme una de esas tormentas que suele levantar el diablo ... sí, eso es lo que yo temo, por lo demás, sólo quiero decirte Jesús, que no te vayas de nuestro lado, que nos tengas Contigo, Jesús”[769]. “Pero lo que no puedo hacer es estar allí en medio de ellos, para después estar desunida, no puedo ser así ... yo probaré, pero no sé: hay una desunión, un malestar que, no sé, Jesús mío a donde vamos a llegar; yo no lo sé, porque ¡hay más poca unión! una unión tan ¡sumamente desagradable! yo no lo sé, Jesús mío. Tú haz y dime lo que debemos hacer y decir que yo estoy dispuesta; creo que las demás también lo estarán[770]. “Es mi deseo y no tengo nada más que el deseo este: de que los hijos e hijas Tú les ayudes para que ellos, si se ven solos, no se desanimen; Tú lo ves, Jesús mío! que se vean ellos como una misma cosa y no se desanimen nunca; si ellos se ven que no están bien o que tienen necesidad y sus hermanos no les atienden, podrían exponerlo; exponerlo no a pública subasta sino como un hermano a otro hermano y ayudarse mutuamente; ayúdales Tú, Jesús, que puedan dar tanto, tanto de sí estos hijos ... Tú, que lo tienes presente, ayuda para que los hijos y las hijas te den tanta gloria pero que no se te ofenda más, que no hagan cosas que no deban hacer, ¡Jesús mío! que puedas Tú contar con ellos para todo lo que Tú necesitas, con los hijos y con las hijas ... sí, Jesús mío, sí, ¡ayúdanos!!”[771]


[769] Pan 22, 554

[770] Pan 22, 884

[771] Pan 22, 1363