c2. Experiencia nupcial

Concluyendo el tema, hay muchos interrogantes que se nos presentan después de una lectura atenta de la narración de la Madre sobre su experiencia mística y festiva del amor de Dios. ¿De qué naturaleza es? ¿Cuál su contenido? ¿Cómo el místico vive esta experiencia agradable y llena de Dios en lo cotidiano de su vida?

La Madre no nos ha explicado en sus pormenores de este fenómeno místico que hemos analizado. No entraba en sus planes la explicación y descripción de él. Para comprenderlo debemos recurrir de nuevo a Santa Teresa que vivió la misma experiencia y que la describió en todos sus detalles. Leyendo a Teresa descubrimos la grandeza de la experiencia mística de la Madre

A esta experiencia Teresa la denomina “matrimonio espiritual[73]. Dios mete al alma en su morada y Dios y alma gozan el uno con el otro. Esta estancia en la que ya moran  Dios y alma a solas están es “una estancia a donde solo su Majestad mora”, sólo Dios puede entrar… En el alma ya “hay morada nupcial para Dios[74], En esa morada es donde “el Señor la junta consigo… el gran deleite que entonces siente el alma es de verse cerca de Dios[75].

Los velos que cubrían el rostro de Dios se van corriendo, el alma ve sin escamas y la Trinidad se entrega al alma de forma misteriosa. “Quiere ya nuestro buen Dios quitarla las escamas de los ojos, y que vea, y entienda algo de la meced que le hace… por cierta manera de la representación de la verdad, se le muestra la Santísima Trinidad… Aquí se le comunican todas tres Personas, y la hablan, y la dan a entender aquellas palabras que dice el Evangelio que dijo el Señor: que vendría él y el padre y el Espíritu Santo a morar con el alma que le ama y guarda sus mandamiento[76].

Es una experiencia continua en el tiempo, el alma vive  a lo largo de la jornada de y en  la presencia de Dios. “En faltando las ocupaciones, se queda en aquella agradable compañía; y, si no falta a Dios el alma, jamás él la faltará… de darse a conocer tan conocidamente su presencia, y tiene gran confianza que no la dejará Dios, para que la pierda[77], “harta misericordia la hace en nunca se ir de con ella y querer que ella lo entienda tan entendido[78]

Es una experiencia de una relación nueva y total con Dios. Se inaugura, pues, una relación nueva y única: a esto Teresa lo llama “matrimonio espiritual”, que es diferente al “desposorio espiritual[79]. En el matrimonio espiritual “siempre queda el alma con su Dios en aquel centro[80]. Esto significa que el alma vive permanentemente en la viva conciencia de estar en Dios y acompañado por él[81]

Los efectos de este matrimonio espiritual fueron visibles y notorios en la vida de la Madre y los expongo de forma esquemática. Yo destacaría diez:

-       Olvido total y absoluto de sí misma.

-       Deseo de padecer

-        Gran gozo interior constante y perenne

-        Gran deseo de servir a Jesucristo (cumplir su voluntad y darle gloria)

-       No busca el propio bienestar y gozo (indiferente a todo lo suyo, cuenta sólo la gloria de Dios)

-       Desasimiento de todo (abnegación)

-       Vida en unión con él

-        Quietud interior

-       Humildad

-       Las dificultades no les hacen perder la paz


[73] Teresa, VII M, 1, 3.

[74] Ibid, VII M, 1, 3, 5

[75] Ibid, VII M, 1, 5

[76] Teresa, VII M, 1, 6.

[77] Ibid, VII M, 1, 8.

[78] Ibid, VII M, 1, 9 

[79] Ibid, VII M, 2, 2. 

[80] Ibid, VII M, 2, 4

[81] La Madre decía que no pasaban dos minutos sin que estuviese consciente ante la presencia de Dios