5. Dios vela como Padre

El cumplimiento de la voluntad divina no es un peso o un yugo difícil de llevar. La Madre está plenamente convencida de que Dios está presente como Padre providente en la vida de quien quiere amar a Dios. Así se lo dice a Dios: “A las hijas, que por fundación son mayores, pues tienen más de la mitad del tiempo (de fundación) de los hijos, hazles comprender - para que no pierdan la cabeza de esta manera - que aunque su Madre fuese una tirana, una criatura depravada, tienen un Padre que les guía, un Piloto que no las abandona jamás y que no ha permitido a su Madre hacer lo que por su malicia o soberbia es capaz de cometer. Diles, Señor, a las hijas que eres Tú quien las guías, que Tú eres el Piloto y que esta su Madre no ambiciona otra cosa más que darte gusto a Ti, darte gloria, darte cuanto me pides y que otro tanto hagan los hijos e hijas. Hazles ver siempre y en estos días (de ejercicios) más, a hijos e hijas, que si es verdad que habrán tenido que sufrir la vergüenza a causa del vil instrumento que has escogido para su fundación, es para que se vea que yo he hecho bien poco, que todo lo has hecho Tú. Cámbiales el dolor que sienten a causa de la nulidad de su Madre en un grande amor hacia Ti y que para mayor gloria tuya sepan que Tú has pensado tanto en ellos y que si has escogido una criatura así es para que se vea claramente que en esta fundación la criatura no ha intervenido en nada sino que todo lo has hecho Tú y tu Madre Santísima”[503].

En tanto que Tú me ayudas yo no tengo temor, mi temor y dolor es si Tú te alejas ... pero si no, Jesús mío, haz como creas y de la manera que creas, que yo, con tu ayuda, dispuesta estoy, ¡ayúdame, Jesús mío![504]

Ya veo que eres un Padre que te encargas de todo y cuando, por ejemplo, yo voy a decirte ... ya lo sabías y me estabas esperando desde tanto tiempo; pues bien, Jesús mío, ayúdanos. Ayuda a los hijos; ayuda a las hijas; y ten en cuenta que es muy fácil inclinarse a lo que menos desagrada y repugna, y vivir sin dolor es más agradable al cuerpo y al corazón y esto no, Jesús, no lo ... Yo, Jesús mío, no quiero sino vivir para amarte y amarte para sufrir, porque no quiero que Tú Jesús, sufras; quiero sufrir yo porque Tú ya tienes bastante, ¡Jesús!”[505]


[503] Pan 22, 225-27

[504] Pan 22, 702

[505] Pan 22, 755-56